Como apoyadora oficial desde hace casi dos años de las selecciones brasileñas masculina y femenina de rugby, AccorHotels acompaña de cerca el desempeño de los atletas que llevan el logo de la empresa estampado en sus camisetas.
Y como no podría dejar de ser, estuvimos al lado de los jugadores de la selección masculina en uno de los partidos más importantes de su historia: el enfrentamiento inédito contra los All Blacks Maori, equipo que representa a lo mejer del rugby de Nueva Zelanda y que está solamente atrás del primer equipo del país, formado por los tricampeones mundiales All Blacks.
Realizado en el estadio Morumbi, en São Paulo, el día 10 de noviembre, el partido reunió a más de 34.000 aficionados entusiasmados con la modalidad que volvió a ser considerada deporte olímpico en los Juegos Rio 2016 y estará presente en los Juegos Olímpicos de Tokio, en 2020. All Blacks Maori ganó el desafío esta vez con el resultado de 35 a 3. El evento fue un gran hito para la historia de este deporte aquí en Brasil.
“Apoyamos al rugby porque existe una sinergia entre los valores de nuestra marca y los valores practicados por los atletas de este deporte, como el respeto por la competición saludable, la automotivación, la superación y el trabajo en equipo”, explica Roberta Vernaglia, VP de Marketing AccorHotels Sudamérica.
Quien acompaña los partidos de rugby sabe que, después de dos partes del tiempo reglamentario, existe el tercer tiempo, un momento en que, tradicionalmente, los atletas de ambos equipos se reúnen para confraternizar y comentar los lances del partido. Después del emocionante partido realizado en el Morumbi, los equipos fueron directamente al Novotel SP Berrini, en donde participaron de un happy hour. ¡Los colaboradores de la unidad fueron fundamentales para hacer de ese tercer tiempo un momento inolvidable!
Además de la oportunidad de conocer a los jugadores de ambas selecciones, los invitados que estaban en el Novotel SP Berrini presenciaron la famosa “Haka”, danza emblemática del equipo de los All Blacks y que es típica del pueblo maorí. Generalmente, demuestra la pasión, el vigor masculino y la identificación con la raza.
